domingo, 11 de julio de 2010

Bueno pensemos con claridad. Tenemos el cielo celeste y despejado. Tan celeste a nuestros ojos y a la vez tan trasparente. Nada le quita pureza. Algo simple, algo nato, da belleza. En esa planicie celeste, cae en su lugar el sol. EL sol. Masculino. Hombre, belleza y magnificencia pura. Su brillo emboba. El perfecto, sin errores y a la vez arrasante y dominante, un EL con todas las letras. Con sus rayos ilumina los días. PERO a las siete aparece la Luna. Ella pobre ingenua y solitaria. Austera en la obscuridad que le dejo ese cielo azul. La frescura desaparece, se pierde en la profundidad de la noche. Se siente sola entre tantas estrellas que la opacan brillando. Tonta luna enamorada del radiante sol. Sabe que es imposible verlo. Sabe que no es el indicado, nunca podrían estar juntos. Y aun así, ella daría todas sus horas de desvelo nocturno con tal de un día verlo, de poder apreciar su brillar.



Como destruir lo indestructible? Porque no poder ser la excepción a la regla? He aquí el dilema.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

understanding


ZERO